Nuestros residentes no solo encuentran empleo y capacitación en nuestra panadería, sino que también experimentan un sentido de propósito y orgullo al ser parte de su resurgimiento.
Con una producción de 180 panes al día, 2 trabajadores y diariamente sirviendo como un espacio para que 30 personas puedan encontrar alimentos, este proyecto no solo ha dado nueva vida a la ciudad, sino que también ha demostrado cómo los momentos simples y compartidos pueden ser la base de un cambio significativo. Un verdadero recuerdo es aquel que tiene incluido un momento alrededor de una mesa con un buen pan recién horneado.
En cada bocado de pan y en cada sonrisa compartida, se teje la narrativa de un renacimiento en marcha y un futuro lleno de posibilidades. Estamos cocinando más que solo pan; cosechamos momentos de felicidad
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